Javier Rodríguez Cura
BARCELONA, ESP.- Su lema es que es “más que un equipo”. No miente. Es una trituradora de conseguir triunfos de la mano de sus cuatro fantásticos.
Barcelona se ha hecho del título de invierno en La Liga de España. Este sólido edificio lo cimienta: Lionel Messi, Xavi Hernández, Andrés Iniesta, los tres mejores jugadores del mundo, según la FIFA , y David Villa, el máximo goleador español en la campaña.
Han cerrado la primera vuelta casi sin rasguño alguno. De los 19 partidos han ganado 17, sólo empatado uno y perdieron frente al Hércules de Alicante hace cuatro meses.
Es un domingo que la brisa de invierno me trae a estas tierras. En los pasillos se cuenta como rumor que Real Madrid ha empatado a uno frente a Almería en la cancha de éste. Con eso Barcelona requiere empatar con Málaga para llevarse la primera vuelta. Pero este equipo no es saciable.
Vive su mejor campaña en la historia. Joseph Guardiola, un querido de esta institución, llegó a dirigirlo hace tres años. El cabello le ha comenzado a escasear con el blanco de los años. Su trajín lo llevó a conocer la caliente Sinaloa en México. No tan caliente como está esta escuadra en cualquier competición que se pare.
Corre el minuto 7 de la fecha 19. Messi habilita a Dani Alves pegado a la banda derecha. El brasileño le baila a la pelota, la lanza como tiro de billar a la media luna del Málaga.
Iniesta recibe, la pisa, la soba y saca una bazuca desde su diestra que causa un sismo en el poste derecho del arquero Ajenjo antes de quitarle la virginidad al score de esta noche. En la segunda de la noche el Barça ha roto la muralla albiazul.
Apenas al 4’ había avisado una gacela que toma el costado izquierdo como si fuese una sabana. Eric Abidal se había conectado con los fantásticos Xavi y Messi, tras una pared entre ellos a unos 10 metros del centro del área malagueña, y había dejado ir la primera.
Y es que la escuadra de estos menudos futbolistas, de la media cancha al frente sólo Sergio Busquets rebasa el 1.75 del piso, es un tsunami de anotar en la portería rival.
Han marcado en 61 ocasiones en La Liga , cada 16 minutos gritan gol.
“¡Barza, barza, barza!”, se escucha en un Camp Nou que ha sido visitado por una ligera brisa a poco menos de 10 centígrados. Y es que la pelota es un monopolio de los blaugranas. Tocan por aquí, tocan por allá. Nadie se las quita.
El Málaga la tiene y no da tres pases continuos. La presión de los de Pep los atosiga.
Habíamos dicho que cada 16 minutos marcan, pero Villa se apura en hacerlo. Al 17’ Abidal se pone el traje de ladrón y hurta la pelota en el primer cuarto de los visitantes. Para esto no se apura, sabe que para trascender la bola debe pasar por los fantásticos.
Iniesta recibe y hace jugar a Messi, éste observa y habilita a un Villa que ha quedado abandonado en el área rival.
En una ciudad donde la delincuencia se limita a “si olvidas tu móvil (celular) en la mesa, puede que te lo roben”, según me fió un taxista, Villa es un vil delincuente, un asesino del área. Recibió y no perdonó. Tiene instinto de sicario infalible.
Los aplausos y el grito de “¡Barza, barza, barza!” calientan a los más de 100 mil que ven esta fantasía hecha realidad.
Un sueño que envía a Dani Alves de nuevo al hule tras regresar de una lesión poquito después del 20’ .
La noche gélida no le hace nada a los fantásticos. Por ejemplo a Messi.
Camina por la cancha sin leyes. Es de los pocos que trae la camisa de fuera y que gravita en el centro de la grama, su nariz respingada y su peinado de niño de tercero de primaria lo camufla en una apariencia pasiva.
Pero no, no lo es.
Agarra la pelota y comienza a flotar en la cancha, corre disparado como un cohete con la bola que parece estar pegada a su taco izquierdo. Frena, deja pasar al rival que corre despavorido y sigue su camino. “¡Olé!”, se deshace la tribuna. Es un espectáculo aparte.
El boleto debería decir: tanto por ver al Barcelona y tanto por ver a Messi. Una pulga que nadie para y causa escozor en los defensas que necesitan hacerse más para detenerlos.
¡Y alguien le dijo a los 13 inviernos que no podía jugar!
Y ahora está batiendo sus propios récords.
Es el goleador del equipo, ha marcado 19 en lo que va de la Liga. A 11 de 16 equipos les ha pintado la cara. Contra dos no jugó.
Pellegrini lo sabe, por eso decide agregarle anticuerpos a su Málaga, el equipo que ha visto más maltratada su puerta en este torneo.
Para agregarle tesón y defensas contra la malaria de los fantásticos, Pellegrini invita a ver el arranque del partido desde la banca a Salomón Rondón, su goleador.
Los medios de Catalunya lo definen como “El nuevo Kluivert”. Al parecer ni Kluivert sirve para minar a una máquina de fútbol.
El vendaval blaugrana arrecia como el frío en esta tribuna. Xavi, Iniesta y Sergio han comprado la pelota y no se la prestan a los de Málaga. Bien haría la banca de este equipo en meter otra bola para que los suyos la puedan tocar.
Pedrito y Villa mantienen preocupados a una zaga que quería fincar un nuevo muro de Berlín para no ser exhibida. Pero aquí no se puede eso. Hasta el segundo lugar de la Liga , el Madrid, se llevó cinco de esta cancha hace unos meses.
La magia juega. El minuto 35 nos arrolla.
Messi corre despavorido con la pelota que no se aleja de él. El enamoramiento de la bola al botín izquierdo de Messi es inquebrantable. Habilita a Iniesta mano a mano con el portero, Andrés falla, pero los pulmones de Pedro le permitieron llegar a cantar el tercero de la noche.
Málaga no existe. Nadie más existe en el Camp Nou, sólo los catalanes.
Llega la mejor noticia para Pellegrini: el árbitro paró la masacre y los envió al vestidor.
La brisa se siente. Aún y en este enchaparrado Camp Nou puedes ver quién es el ídolo.
Las playeras de Messi, Xavi, Iniesta, Villa y Puyol son las más que se mojan esta noche de domingo.
Alicia Teruel, vendedora de la tienda oficial de Barça, me lo había confirmado.
-¿Cuál es la más vendida?, le pregunto
-Messi, luego Xavi, Iniesta, Puyol y Villa también
-¿Y la de Jonathan?, la interrumpo para preguntarle por mi paisa
-Es mi primera vez que vendo una de él
En este equipo juega un joven que lo conocí hace más de 10 años. Lo conocí pegado a la banda derecha de aquella cancha de Forza Italia en Las Puentes, en la querencia: San Nicolás de los Garza.
Hoy volteo al banquillo y no lo atisbo. Me hubiere gustado ver en esa banda derecha de la mano de Pep preparándose para entrar. Aún así traigo mi 34 en la espalda con un J. DOS SANTOS.
Este equipo no aburre, ni tampoco se aburre de ganar, pero sí el trajín de tres competiciones merma el físico de Los Fantásticos.
Duda les mete dudas a los blaugranas. Les inyecta el primero en una pelota parada al 23’ .
A esto le falta algo. Un segundo tiempo no se puede ir sin que el Barça marque.
Xavi asalta al contención de Málaga, saca la varita mágica y deja en un páramo a Villa. “El Guaje” no se hace. El cuarto está en el score.
El estadio se para. Pedro e Iniesta parten de la cancha.
Todo se acaba.
Los Fantásticos vuelven a hacerla.
Yo camino por los pasillos extasiado.
Jamás me había puesto tan borracho, ebrio de la magia de Los Fantásticos.